El libro. Admirado por Byron, Shelley y Lamartine, Alfieri fue un precursor del espíritu romántico europeo. En muchos aspectos –la búsqueda de lo absoluto o el pensamiento libertario– se adelantó al romanticismo y compartió grandes rasgos con movimientos como el Sturm und Drang. Fue autor de varias composiciones poéticas (Rimas, 1804), de una de las primeras y más célebres autobiografías (Vida) en italiano, así como de numerosas tragedias escritas en endecasílabos sueltos, entre las que Saúl y Mirra se consideran sus obras maestras. Su pensamiento libertario –propone incluso el suicidio o el tiranicidio como camino de liberación–  oscila entre extremos opuestos y casi paradójicos: escribe tanto odas como La América libre (en la que acoge la causa americana) o París desbastillado (identificado con la Revolución francesa), como El misogalo (miscelánea de prosa y poesía crítica de la tiranía postrevolucionaria). Alfieri fue ante todo un poeta, y su fortuna se encuentra en la profunda influencia que ejerció sobre los grandes románticos italianos que lo sucedieron, desde Foscolo hasta Leopardi. Nacido en el seno de una familia noble, su adolescencia, ardiente y taciturna, culmina en un primer intento de suicidio; su juventud dura y obstinada, propia de un joven solitario y salvaje, termina convirtiéndose en un viaje prolongado, casi sin rumbo fijo, por Italia y por Europa. Sólo su «conversión» a la literatura sacia el desasosiego de una vida que no encuentra su centro. Entre sus obras en prosa destacan su Vida (1790 - 1803), autobiografía lúcida en la que trabajó incansablemente hasta el final de sus días, y los tratados De la tiranía (escrito entre 1777 y 1789) y Del príncipe y de las letras (en el que trabajó entre 1778 y 1789), impregnados por el amor a la libertad que despertó en Italia el orgullo nacional e inspiró el deseo de independencia característico del Resurgimiento.