El libro. La poesía de Ángela García procede como un ritual de contemplación de lo vivido, como buscando la iluminación, la revelación hacia el entendimiento, al igual que la visitación de los sueños. Y en el centro de todo esto, la sensualidad de lo vivido por el cuerpo, que es el «centro del misterio de todas las grandes cuestiones humanas». En efecto, para la poeta el cuerpo es una «máquina tan misteriosa, tan extraña, tan perfecta», que «puede canalizar cosas tan abismales como la historia, el deseo, el futuro, las contradicciones, el dolor [y] los temores» gracias al movimiento y a la escritura misma. De manera que todo lo vivido está «en el cuerpo: el mal, la muerte, la vida y también lo político» a las espera de «mover las piernas / para que la imagen al trazo inflame».
La presente edición ofrece la versión definitiva de la poesía publicada por Ángela García hasta la fecha, e integra una sección de sus poemas inéditos en el apartado final «El hogar paralelo».
La autora. Ángela García (Medellín, 1957), poeta y traductora, fue cofundadora del Festival Internacional de Poesía de Medellín y codirectora del mismo hasta 1999. Es miembro de la Asociación de Escritores del Sur, con sede en Malmö (Suecia), donde promueve actividades poéticas, además de miembro del consejo de redacción de la revista La Otra, en México. Actualmente dirige Världspoesidagen i Malmö/Lund (Día Mundial de la Poesía en Malmö y Lund).
Ha publicado, entre otros títulos, Entre leño y llama (1993), Rostro de agua (1997), Farallón constelado (2003), De la fugacidad (2005), Veinte grados de latitud en tres horas (2006), Todo lo que amo nace continuamente (2010), Retablos del movimiento (2013), Apuntes para el ejecutante (2014), Se arrodillan para beber (2022). Este último, galardonado en 2021 con el xxi premio Casa de América de Poesía Americana, bajo el título La palabra liba, publicado bajo el título Se arrodillan para beber por decisión editorial.
«[Los] poemas de Ángela García están permeados por la fluidez y la libertad del sueño, por su movimiento ascendente, intenso y primigenio.»
Lucía Estrada
Tomarte o contemplarte ¡qué duda!
que pases como un río,
su fondo translúcido
sin dolor no beberte entero
aunque para mi sed estás
y pasas
Contemplarte
desnudarme a tu orilla
sumergirme en el esplendor de tu cauce
cuyo abrazo me toma
y es mi albergue
mientras pasa a la sed de otros
transparente río fiel.
Ángela García