El libro. Neni Salvini pertenece a la estirpe de poetas que como Álvaro Mutis y Fernando Pessoa, encuentra su cifra en la sobrevida que tiene lugar en la escritura, en donde advertimos que las personas son siempre más de una al mismo tiempo; es ahí en donde radica su verdadera historia. Al menos eso nos hace entender su gesto el día en que decidió ocultar sus poemas inéditos en la gaveta de su escritorio, y tomó la decisión de dejar de lado la poesía durante décadas. Al fin y al cabo, detrás de la poesía hay sólo ausencia: lo que importaba entonces era la entrega al presente, a la vida en primera línea.
Un acto simple, en apariencia, pues sus poemas seguirían existiendo pero «sólo para lo oculto de la ausencia», tal como dice el último verso de su poema «[Mi sobre de poemas]», verso que da título al presente volumen.
¿Alguien sabe a ciencia cierta por qué Rimbaud cambió la poesía por la expedición africana? ¿Por qué a veces, en su gesto extremo, el talento decide renunciar a sí mismo? La opción del silencio será siempre un enigma para muchos de nosotros.
La autora. Neni Salvini (Carrara, 1924) vivió en Italia hasta los tres años de edad, momento en el que su padre se instala en Brasil con la familia. En Río de Janeiro estudia Filosofía y Letras y ejerce como profesora de la Universidad Santa Úrsula, y publica sus dos primeros libros: Del mar lejano (1951) y Campanas de Arena (1956). En 1962 se traslada con su marido (el célebre paisajista Fernando Tabora) y sus hijos a Venezuela, donde mantendrá una activa vida cultural como profesora de la UCAB y en la Embajada de Brasil en Venezuela como funcionaria local en la agregaduría cultural, aunque nunca más vuelve a publicar sus libros de poesía. Desde 2013 vive en Barcelona, con su hija Carla Tábora Salvini, artista plástica y fotógrafa brasilera, sus nietas y su yerno. En 2017, a raíz de un encuentro casual, Animal Sospechoso decide publicar su poesía, a partir de su segundo libro publicado en Brasil, en 1956 (Campanas de Arena) y, lo más importante, de los poemas inéditos que la poeta había ido guardando en la gaveta de su escritorio, desde sus «años de silencio» en Venezuela.
«Huellas místicas que recuerdan las de otras poetas de su generación como Ida Vitale. Parecen compartir el mismo cielo estrellado. La constatación de una trascendencia, una búsqueda no limitada, que no es religiosa. Es el misterio a través de la palabra. No es trascendencia hacia Dios, sino hacia la propia palabra.»
Concha García
Mi sobre de poemas
guardé en la gaveta estaba listo para el olvido
aunque alguna vez volviese
para el comienzo del rehacer
no tendría importancia el encuentro
como si nada valiese el instante
al tiempo que definitivo era el momento
la mano que aún pudiera rayar la pared
formar el dibujo estaría detenida
antes del comienzo
porque una palabra después de otra
eran sólo para lo oculto de la ausencia.
Neni Salvini