El libro. Mandolina y jaula ante un espejo nace de la relectura que Ildefonso Rodríguez (León) y Francisco Deco (Sevilla) hacen del conocido experimento poético que, en 1969, llevan a cabo Paz, Roubaud, Sanguinetti y Tomlinson a componer un renga en un hotel de París. La idea combinatoria no pretendía reproducir los cadáveres exquisitos surrealistas, ni tampoco ceñirse al modelo japonés clásico –en donde tiene su origen– ni la versión modernizada de París. Se trataba, mejor, de combinar, sin demasiadas imposiciones, una serie de textos breves que hicieran surgir entre sí, la chispa suscitada por las diferencias y las afinidades. 100 poemas, atenidos al único imperativo de la brevedad, y acoplados después, con la idea la de unir ambas voces en una misma coral.
La poesía de Mandolina y jaula ante un espejo no es la del silencio, sino la del ruido incesante del tiempo, de las páginas vueltas hasta el final, de los granos de arena que fluyen con las mareas. De la melancolía que armoniza con el fenómeno de esa «pasión humana» que es la amistad, avivada por los poderes del lenguaje, para jugar esta partida en cuyo desarrollo dos universos se confrontan y se alían, se rechazan y se atraen.
Los autores. Francisco Deco (Sevilla, 1962) es poeta, traductor y profesor universitario. Ha publicado nue-ve volúmenes de poesía, como De máquina oscura, Incisiones, Lutra, Siciliana. Asimismo, ha realizado obras en colaboración con artistas plásticos y músicos, y ha traducido también la obra de Ronsard, Breton, Tzara, Ungaretti, Luzi y Montale, entre otros. En tanto que ensayista, ha escrito sobre autores como André Breton, Tristan Tzara, Mario Luzi o John Cage.
Ildefonso Rodríguez (León, 1952), poeta y saxofonista de música improvisada; ha sido miembro de agrupaciones como el Quinteto Jaz-zanga Clan, Sin Red y la orquesta de improvisación de Butch Morris. Actualmente escribe en la publicación digital Tam-Tam Press. Ha sido miembro fundador de las revistas Cuadernos leoneses de poesía y El signo del gorrión. Ha publicado, entre otros, Mis animales obligatorios (premio Rafael Alberti) y La triste estación de las vendimias (premio de la Bienal Provincia de León).
«Esta poesía no es la del silencio, sino la del ruido incesante del tiempo, de las páginas vueltas hasta el final, de los granos de arena que fluyen con las mareas. De la melancolía que armoniza con el fenómeno de la desaparición fantasmal de las imágenes, de los seres y de las cosas.»
Jean-Yves Bériou
Un hombre recubierto de escritura
danza fuera del tiempo
con los ojos cerrados
como quien quema briznas de seda
Francisco Deco