El libro. Si en Poética de las estructuras –el anterior poemario de Joana Casanovas− la voz poética nos hablaba a partir de las formas del pensamiento que subyacen al daño, que nos hacen ser en el mundo y nos dan un centro, en Climatología extrema esa misma voz poética habla desde la emoción a punto de rebasar la línea de no retorno. Ya se sabe, «A toda alma cautiva igual le nacerá el verso». Podemos mirar el mundo sin temor, pues al cabo del tiempo «Un yo meditabundo / riela».

En un intento de apuntar hacia el silencio creador que sobreviene a la tormenta, esa voz que piensa desde la herida, que desde el dolor piensa el dolor y lo integra. Ese yo, cínico a veces, irónico otras, se afinca en la solidaridad del que ha pasado tempestades y desde ahí logra el estado de gracia: «Miseria mía, yo te redimo». Una forma negativa de esperanza nos acoge en la palabra que nombra, la  palabra que niega: «¿Acaso puede algo / burlar / la / Munificencia / natural?».

«¿Qué ves tú, la desgarradura / de la bondad quizá? ¡Más, mucho más! / El costado extraviado de la Belleza / que no pronunciaremos jamás».